Poco a poco: lo que no debes hacer es tirarte directamente a la piscina sin comprobar la temperatura del agua. Conseguirás frio al instante, y este modo de entrar al agua es capaz de hacer que te enfermes: un resfriado será lo único que consigas ya que tu cuerpo esta acostumbrado al calor y de repente en la nada se tira al vacio a la temperatura más fría. Ves entrando poco a poco sentada o en el borde o en la escalera de la piscina mojando tu mano con agua y transmitiéndola al cuerpo.
Ponte allí donde está el sol: por la tarde hay una parte de la piscina que está en sombra y otra al sol. Es recomendable que te bañes a los primeros pasos en la parte del sol, ya que este es como el calentador del agua y a la sombra sentirás mucho más frio. Una vez hayas entrado y mojado todo el cuerpo lo mejor será que nades un poco de un lado para otro ya que el movimiento del cuerpo conseguirá calentarte más. Al salir del agua y tomar un poco al sol repite los pasos ya que el cuerpo ya estará seco y le costara igual entrar.
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